El zumbido que rodea la inteligencia artificial (IA) es difícil de ignorar. Grandes conjuntos de datos y grandes cantidades de cómputo son la combinación perfecta para el aprendizaje profundo, que nos cautiva con algoritmos que han derrotado a los grandes maestros en los juegos de ajedrez y Go. Hoy en día, con acceso a no más que un navegador web, los beneficios permitidos por los avances en el reconocimiento de imagen y voz, sin mencionar la traducción automática y más, están a solo unos clics de distancia.
También hay que considerar el crecimiento de la nube. Estamos depositando cada vez más nuestros datos en unidades virtuales que facilitan compartir, realizar copias de seguridad y transferir información, brindándonos nuevas oportunidades tanto en la oficina como en el hogar.
Pero, ¿qué significan el aprendizaje automático y la computación en la nube para la investigación científica?
La respuesta a esta pregunta se detalla en el siguiente articulo:
https://physicsworld.com/a/artificial-i ... -research/
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Aldair Espinoza